A la tarde te examinarán en el amor
Antón Lamazares
San Juan De la Cruz
A la tarde te examinarán en el amor
Antón Lamazares
San Juan De la Cruz
Singular acercamiento entre el artista Antón Lamazares a la obra de San Juan de la Cruz, con su especial alfabeto «Delfín»
La belleza es lo que mata a la muerte, la deja hecha pedazos, a veces un puñado de palabras bastan para que se quede en nada. Y eso es lo que ha hecho San Juan de la Cruz con Cántico espiritual. Incluso diría con toda su obra, escueta, apenas un puño, una quincena de pulgares. San Juan apenas ha escrito quince poemas, un millar de versos, y eso basta para que haya entrado en el panteón, para que sea más inmortal que cualquier poderoso. A la tarde te examinarán en el amor: no se puede ser más rotundo, para decirlo. Una vida sin amor es una vida sin vida.
Información adicional
Genero: Poesía y Arte
ISBN: ISBN 978-84-09-40185-7
Editorial: La Cama Sol
Fecha de impresión: 2022
Número de páginas: 104
Medidas: 170 x 240 mm
San Juan De la Cruz y Antón Lamazares
San Juan de la Cruz, cuyo nombre secular era Juan de Yepes Álvarez y su primera identificación como fraile, Juan de San Matías (Fontiveros, 24 de junio de 1542-Úbeda, 14 de diciembre de 1591), fue un religioso y poeta místico del Renacimiento español. Fue reformador de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo y cofundador de la Orden de los Carmelitas Descalzos con santa Teresa de Jesús. Junto con santa Teresa de Jesús, se considera a san Juan de la Cruz la cumbre de la mística experimental cristiana. Poetas de extracción diversa como Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Paul Valéry y T. S. Eliot consideraron los poemas de San Juan de la Cruz no solo como la cumbre de la mística española, sino de la poesía en esta lengua. Desde 1952 es el patrono de los poetas en lengua española, además es uno de los 36 Doctores de la Iglesia, y fue canonizado por Benedicto XIII en 1726.
El pintor Antón Lamazares (Lalín, Pontevedra, 1954) es autor de una obra que avanza desde un inicial expresionismo lúdico hacia el arte informalista y abstracto, en un proceso de esencialización que alcanza su manifestación más granada en los últimos años, donde continúa su proceso de reinvención incesante y su marginalidad disidente. Vertebrada por el diálogo entre pintura y poesía, supone desde sus comienzos un viaje a los orígenes, en su afirmación del mundo primitivo de la aldea y del homo faber, y también en su exploración abismada en los hilos que tejen alma, arte y palabra. Lamazares utiliza en sus obras materiales humildes como el cartón y la madera bruta, y en su formación autodidacta es crucial el largo viaje que en 1972 lo lleva por distintos países europeos para estudiar la pintura de los maestros que venera. Pronto se instala en Madrid y comienza a trabajar con galerías como Juana Mordó, Elizabeth Franck y Sala Gaspar, y a continuación se traslada a Nueva York con una beca Fulbright. Allí su obra avanza desde el encantamiento de las figuras oníricas que poblaban su producción de los ochenta, de intenso cromatismo, hacia una concepción más depurada y matérica sobre maderas yuxtapuestas. Después vive entre París y Salamanca, donde abre un gran taller y fragua sus pinturas bifrontes, y también polípticos de grandes dimensiones sobre puertas de madera. Viaja por Asia Menor y Estambul, donde le impresionan vivamente las iglesias bizantinas, y realiza exposiciones en ciudades como París, Colonia, Stuttgart, Oporto o Basilea. En Galicia, invitado por el CGAC, pinta Gracias do lugar, y nuevos viajes lo llevan a Asís y Florencia para acercarse a San Francisco, al que dedica la serie erótica Follente Bemil, cuya celebración gozosa y gr0tesca de los cuerpos supone una de sus propuestas más osadas. También realiza exposiciones memorables como la de la Estación Marítima de La Coruña, bajo el título Un saco de pan duro, y comparte su dedicación a la pintura con tareas de arte gráfico. Entre 2004 y 2016 reside en Berlín, donde realiza una labor fecunda que cristaliza en nuevas series pictóricas y continúa experimentando con las posibilidades del cartón, que trabaja en busca de la maleabilidad del barro, o de la pureza del esmalte a partir de un demorado proceso de veladuras. Se exhiben monográficas de su obra en espacios como Budapest, Nueva York y Ammán, y los hermanos Sanz Fuentes estrenan el largometraje Tan Antiguo como el Mundo en torno a su obra. En Panamá y México presenta su Alfabeto Delfín, que funde lo pictórico y lo poético a través de un alfabeto inventado —“cristiano y labrador”— y constituye la culminación de todo su proceso pictórico. Sobre su alianza de lo sanguíneo y lo espiritual escribe el crítico Calvo Serraller: “del Lamazares poéticamente inspirado de Alfabeto Delfín no solo se crea un vocabulario propio, sino que lo hiende sobre el humilde cartón transfigurándolo así en una escritura alada: una pictografía. Lo hace con la furia del profeta que, como Moisés, le presta su mano a Dios para estampar con fuego mandamientos, resumidos también en uno solo: el cristiano AMOR. La erótica rasgadura”. En los últimos años Lamazares abre un taller en el corazón de Madrid y continúa entregado a su personal alfabeto, con homenajes a Uxío Novoneyra, San Juan de la Cruz y otros poetas, y también pensamientos propios y decires populares. De todo ese devenir dan cuenta sus exposiciones en ciudades de distintos continentes y su presencia en los fondos de centros de arte como el Museo Nacional Reina Sofía o el Museo Marugame Hirai de Japón, así como en colecciones privadas repartidas por el mundo, y también reconocimientos como la Insignia de Oro de la Universidad de Santiago de Compostela.
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